viernes, 4 de julio de 2008

INGRID BETANCOURT


Supongo que todos se habran puesto tan contentos como yo con la liberación de esta ciudadana franco-colombina que fuera candidata a la presidencia. Su caso se convirtió en un ícono de los rehenes políticos-guerrilleros. Su imagen en cautiverio deshilachada recorrió el mundo, así como la de aquella niña vietnamita, hoy mujer, corriendo desnuda por las calles de Saigon. Pero queridos amigos debo decirles que todo este operativo de rescate me pareció una brillante puesta en escena. Si se pagó o no por su rescate considero que es un dato anegdótico. Este operativo cerrojo para el rescate no pudo haberse realizado antes?. Que buen asesor de imagen tiene el ejército que la liberó, francamente la presentaron ante las cámaras impecable, parecía más una expedicionaria al estilo Tomb Raider, que un rehen recién rescatado. en fin este comentario supongo que les parecerá tipico ed vieja chusma, pero......... Me van a contar que les parece???. Les dejo algo para la memoria. Un beso.


SU BIOGRAFIA

Íngrid Betancourt Pulecio (n. Bogotá, 25 de diciembre de 1961) es una política de nacionalidad colombo - francesa. Durante la década de 1990 se desempeñó primero en la Cámara de Representantes de Colombia, donde alcanzó un alto reconocimiento por su actividad contra la corrupción política, abogando por una salida pacífica del conflicto armado de su país Después de renunciar al Partido Liberal tras haberlo denunciado en la crisis conocida como Proceso ochomil, postuló al Senado en las elecciones legislativas del año 1998, siendo electa con la primera mayoría nacional. Renunció a su escaño en el año 2001 para postularse a la presidencia de su país en las elecciones del año 2002.

El 23 de febrero de 2002, en momentos que se dirigía a la zona de distención establecida por el entonces presidente Andrés Pastrana con el fin de realizar conversaciones de paz con la guerrilla de las FARC, fue secuestrada junto a su acompañante y asesora Clara Rojas. Su secuestro, que tuvo una duración de seis años, cuatro meses y nueve días, mantuvo en vilo a Colombia, así como a Francia y otros países. Durante su cautiverio sufrió los rigores de su reclusión en zonas selváticas de Colombia, junto con varios compañeros en su prisión. Su caso ganó crecientes sentimientos de solidaridad, convirtiéndose en una cause célèbre. Su situación dio un dramático vuelco el 2 de julio de 2008, cuando miembros de las Fuerzas Armadas realizaron una operación de inteligencia militar que tuvo como resultado su liberación junto con tres contratistas estadounidenses y once miembros del Ejército Nacional, que habían permanecido secuestrados algunos por más de diez años Su liberación por medio de la llamada Operación Jaque constituyó un gran triunfo político para el gobierno de Álvaro Uribe.

En mayo de 2008 fue declarada presidenta de honor del congreso internacional de los Partidos Verdes, que tuvo lugar en Sao Paulo.

CARTA A SU MADRE

"Aquí vivimos muertos", dice la rehén franco-colombiana Ingrid Betancourt, secuestrada desde hace más de cinco años por la guerrilla colombiana de las FARC, según extractos de la carta a su familia difundidos este sábado por la prensa francesa.

"Estoy mal físicamente. No he vuelto a comer, el apetito se me bloqueó, el pelo se me cae en grandes cantidades", dice en la carta de 12 páginas enviada a su madre, Yolanda Pulecio, cuyos extractos fueron difundidos por los comités de apoyo a Ingrid Betancourt.

"Mi corazón también le pertenece a Francia (...) Cuando la noche era la más oscura, Francia fue el faro. Cuando era mal visto pedir nuestra libertad. Francia no se calló. Cuando acusaron a nuestras familias de hacer daño a Colombia, Francia les dio apoyo y consuelo", añade Ingrid Betancourt.

La carta forma parte de las pruebas de que la rehén está viva suministradas por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y difundidas el viernes por las autoridades colombianas.

"Quiero a Francia con mi corazón, porque admiro la capacidad de movilización de un pueblo que, como Camus (Albert, el escritor), entiende que vivir es comprometerse. Todos estos años han sido terribles, pero no creo que podría seguir aún viva sin el compromiso que nos brindaron a todos los que aquí vivimos muertos", añade.

Su esposo, Juan Carlos Lecompte, aseguró el viernes que ella está "desesperada" y que padece de "permanente escalofrío", tras leer una carta que le envió a su familia y que prueba que ella está viva.

"Ella cuenta que se enfrenta con la guerrilla, cuenta historias fuertes que es mejor no decirlas. Ella dice que siente escalofrío, que permanentemente siente frío", aseguró Lecompte a la AFP al calificar la misiva como "ciento por ciento personal".

"Ella no se refiere al tema político para nada, no se refiere al acuerdo humanitario. Es una carta para la familia. No tiene un discurso político o un análisis político, es familiar. No es nada para la prensa. Está desesperada y sufriendo mucho, habla de sus hijos", agregó.

"A mi me impactó lo que me dice; y a cada uno lo que le dice", añadió Lecompte al indicar que la carta está escrita con letra "muy pequeña". El esposo de Betancourt dijo que lo que más le impactó es que le dice en la misiva que recuerda su luna de miel. "Me dice que me ama como aquel día en que nos casamos", añadió.

Además, Betancourt le agradece los mensajes que se le envían a través de emisoras de radio y pide que en ellos se le cuente cómo están sus hijos. Lecompte estimó que su esposa debió tardar al menos "dos días" para escribir la carta, fechada el 22 de octubre pasado. "La caligrafía es indiscutiblemente de ella", sentenció finalmente.

Lecompte habló a la prensa a la salida de la residencia de su suegra, adonde fue para leer la carta y ver el vídeo. Dijo que se emocionó mucho y se sintió feliz por haberla visto después de cuatro años y tres meses, transcurridos tras el anterior vídeo enviado como prueba de vida por las FARC.

Pero luego indicó que se sintió muy impactado por verla "muy delgada, un poco triste y con la mirada hacia abajo". "Se ve que no quiso decir nada" mientras era grabada en video por sus captores, añadió. Lecompte precisó a la AFP que en el video su esposa "le muestra al mundo que está viva pero no quiere hacerle ningún tipo de juego a la guerrilla".


2 comentarios:

diego dijo...

Humanamente,la libertad de I.B. era deseable,así como la de todos los rehenes y así como es deseable la desaparición de las causas que llevan a los pueblos a iniciar actividades de ejercicio armado para lo que entienden es la defensa de sus derechos.Transcribo,aunque sea una infidencia,parte de un mail que me respondió Juana,amiga colombianamde Bogotá,y que refleja una mirada directa de esa realidad compleja:
"Tus buenos deseos no son ninguna intromisión y menos intentando compartir este momento...igual, lo que yo siento es una alegría agridulce...me alivia y emociona hasta la vena la libertad de ingrid y sus compañeros, como la de cualquier persona, porque es algo en lo que creo y quisiera para todos, pero por eso mismo, queda un malestar extraño...
y, es que no me gustó el espectáculo que armaron, no me gusta que los medios sigan callando lo que el resto del mundo debería saber y que sigue pasando en este país, y en particular, no me gusta que en este final de cuento de hadas los militares y el gobierno -que muuucha sangre tienen detrás- ahora son idolatrados por su heroísmo y... y todos tan tranquilos..
pero nada de esto es fácil de entender, no? yo soy parte de una generación que no conoce el país sin conflicto armado y creo que mis abuelos se murieron sin saberlo tampoco...por eso, espero que al menos, con esta noticia, comiencen a llegar unas mejores."
¿Qué más agregar?

María Guebara dijo...

Lamentablemente, me temo que comparto -aún no siendo colombiana-la sensacion de Juana, algo me dice que no nos dicen todo y algo me alerta sobre el fondo de esta cuestión. Si bien es una gran felicidad la liberación de I.B. no es la forma que me hubiese gustado que sucediera... hay algo muy raro detrás de este episodio, pero lo importante, despues de todo, son los liberados y entonces me conformo con esto!
Abrazos