sábado, 28 de junio de 2008

ERNESTO SABATO Y EL TANGO


Y si como de costumbre llego a los premios, pero más vale tarde que nunca dice el dicho, y por eso mismo quisiera dejarles algo para amalgamar los temas propuestos desde la Dirección de Cultura de General Guido por estos días. Si bien la charla sobre este grande tuvo lugar en el día de ayer y el encuentro de Tango en el Museo se estará llevando a cabo. Cuan grande, fructífera y politemática ha sido su obra, que también incursionó en el tango. Él mismo lo define:





El tango.

El tango es la expresión del alma porteña
y todos, tanto los de la Guardia Vieja, como
los de la Vanguardia, han dado alguno de
sus atributos.

Los que ahora nos incorporamos a este
complejo proceso, lo hacemos con humildad
y admiración hacia ellos. Y sin más títulos que
los que nos confiere nuestra condición de
porteños y el entrañable amor a Buenos Aires.

Ernesto Sabato



Así fue como compuso la letra del tango "Alejandra" en 1966, al cual le puso la música ni más ni menos que otro grande Anibal Troilo. Ahí va la letra:


"Alejandra"
He vuelto a aquel banco del Parque Lezama.
Lo mismo que entonces se oye en la noche
la sorda sirena de un barco lejano.
Mis ojos nublados te buscan en vano.

Después de diez años, he vuelto a tí solo,
soñando aquel tiempo, oyendo aquel barco,
el tiempo y la lluvia, el viento y la muerte:
ya todos llevaron, ya nada dejaron ...

Entre soledades y hondos dolores
en vagas regiones de negros malvones
estás, Alejandra, por cuáles caminos,
con grave tristeza, oh muerta princesa!

He vuelto a aquel banco del Parque Lezama.
Lo mismo que entonces se oye en la noche
la sorda sirena de un barco lejano.
Mis ojos nublados te buscan en vano.

Ahora tan solo la bruma de otoño.
Un viejo que duerme... las hojas caídas...
El tiempo y la lluvia, el viento y la muerte:
Ya todos llevaron, ya nada dejaron ...
Letra: Ernesto Sabato
Música: Aníbal Troilo.



Bueno queridos amigos, les dejo una frase más:

"El mundo nada puede contra un hombre que canta en la miseria".

Y para los chicos que participaron de de tan lindo encuentro literario les mando (hoy salió una parte de la comitiva quilmeña para allá) "QUERIDO Y REMOTO MUCHACHO". Se lo haré llegar a la Sra. María Marta Vargas para que decida cual será el mejor medio para que les llegue a sus manos. Le recomiendo que lo lean, no sean vagos es cortito, y además creo que les va a gustar porque obvio le escribe a un "muchacho". Besos.

1 comentario:

diego dijo...

Querida Laura,gracias por la invitación a pasar por aquí una vez más y mcuhas más gracias por traer este Sábato-tango que yo desconocía completamente.
NO seré muy original,pero,pensando en re-conocer a un grande como él,acerco una proción interesante de su biografía,tomada de www.epdlp.com/escritor
Ojalá contribuya a que quienes pasen por aquí lo sigan conociendo y leyendo.

Estudió Física y Matemáticas en la Universidad de La Plata; después de doctorarse en 1938, viajó a París para trabajar en los laboratorios Joliot-Curie. Entró en contacto con el surrealismo, experiencia transcendente en su vida ya que decidió adentrarse en los territorios más oscuros del arte apoyándose en el lenguaje del inconsciente y en los métodos del psicoanálisis. Regresó a Argentina en 1940 como profesor de la Universidad Nacional de Buenos Aires. En 1945 publicó unos artículos en el periódico La Nación atacando el régimen de Perón, por lo que se vio forzado a abandonar la enseñanza. Estuvo retirado durante un año y el resultado fue el libro Uno y el universo (1945), una colección de artículos políticos, filosóficos en los que censuraba la moral neutral de la ciencia heredada del siglo XIX. Esta desconfianza en la ciencia le llevó a investigar sobre las posibilidades que ofrecería la literatura para analizar problemas existenciales, y el fruto fue la novela El túnel (1948) en la que el narrador describe una historia de amor y muerte en la que muestra la soledad del individuo contemporáneo. A Sábato le interesa reflexionar sobre la locura, comprender el motivo por el cual el protagonista mata a la mujer que ama y que es única vía de salvación. La obra tuvo una gran aceptación y sirvió para calificar a su autor como una inquietante y original personalidad literaria.

Sobre héroes y tumbas (1961), considerada la mejor novela argentina del siglo XX, fue su siguiente obra y consagró a Sábato como escritor universal. En ella quiso indagar "las verdades últimas (y muchas veces atroces) que hay en el subsuelo del hombre"; vertió sus obsesiones personales en una clara introspección autobiográfica en medio de las reflexiones sobre la historia argentina; todo a lo largo de la obra se va haciendo negativo, pesimista, sin salida. La novela muestra a los últimos representantes de una familia oligárquica venida a menos, en la que se intercala la historia de los seguidores del general Lavalle que una vez derrotados llevaron el cuerpo muerto de su jefe al exilio; en un tercer plano argumental pero vertebrador de la estructura del libro e imprescindible para el conocimiento del personaje central, Fernando, está el 'Informe para ciegos' que a veces se ha publicado como pieza autónoma, una pesadilla que sufre Fernando culpabilizándose por un incesto cometido y que lleva al autor a introducirse en los abismos infernales más perturbadores, combinando elementos tomados del surrealismo, Nietzsche, Jung y Freud. Aún siguió reflexionando sobre las posibilidades de la novela en Abaddón, el exterminador (1974) de corte autobiográfico más acusado, con una estructura narrativa aparentemente fragmentario, y de argumento apocalíptico en el cual las potencias maléficas rigen el universo y es inútil la resistencia. Su compromiso civil, en defensa de la democracia y del respeto a los derechos humanos, se muestra en ensayos como El otro rostro del peronismo, El caso Sábato, Torturas y libertad de prensa, Carta abierta al general Aramburu (1956), La cultura en la encrucijada nacional (1976); en 1985 presidió la Comisión Nacional que publicó el informe Nunca más sobre la represión llevada a cabo en Argentina por los gobiernos militares desde 1976 a 1983. Toda su reflexión sobre la literatura y especialmente sobre la novela la ha plasmado en ensayos tan significativos como El escritor y sus fantasmas (1963) y Aproximación a la literatura de nuestro tiempo: Robbe-Grillet, Borges, Sartre